sábado 18 mayo 2024
BORRA EL GOBIERNO DE TLAXCALA TODO UN PÁRRAFO ERRÓNEO DEL PROTOCOLO DE ACTUACIÓN PARA LA PROTECCIÓN DE CANDIDATOS CADA INTEGRANTE DE LA LXIV LEGISLATURA SE “EMBOLSÓ” 4.7 MDP ENTRE ENERO Y MARZO; SOLO PARA “GESTIÓN” SE REPARTIERON 106.1 MILLONES CONTENER, PREVENIR Y AFRONTAR LAS CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA, COSTÓ $28 MIL 200 MILLONES A LOS TLAXCALTECAS EN 2023 DESINTERESA A CANDIDATOS A CARGOS FEDERALES Y LOCALES FIRMAR LA AGENDA JOVEN: EN TLAXCALA, SOLO NUEVE LA HAN SUSCRITO EN COMPLICIDAD, LORENA CUÉLLAR Y DIPUTADOS HICIERON MAL LA LEY QUE CREA EL INSTITUTO PARA DEVOLVERLE AL PUEBLO LO ROBADO; LA SCJN LES CORRIGE LA PLANA

LAS ÚLTIMAS HORAS: CRÓNICA DE UN CASO DE TORTURA A MANOS DE ELEMENTOS DE LA PGJE, LLENO DE MENTIRAS, COMPLICIDADES E IMPUNIDAD


29 abril, 2024

(Fabián Robles/29 de abril 2024) Juan Carlos ingresa al área de urgencias del Hospital General de Tlaxcala con muerte cerebral. Su cuerpo presenta lesiones físicas recientes, externas e internas, de las que ponen en peligro la vida, advierten los médicos.

Es miércoles 27 de abril de 2022. Despunta el alba y un reloj marca apenas las 06:30 horas.

A los doctores llama la atención que ese hombre de 31 años llegue mojado de la cintura a la cabeza y con signos de hipotermia.

Una primera revisión desvela que, en la escala de coma de Glasgow, presenta una valoración menor a nueve puntos; es decir, sufre traumatismo craneoencefálico severo.

Presenta además probable trauma de cuello y trauma toracoabdominal que le provocan “hematoma subdural fronto parieto occipital derecho, hernia subfalcina más hemorragia subaracnoidea y marcado edema cerebral, con pronóstico malo para la vida”.

En ambas rodillas, lo mismo que en torso y abdomen, Juan Carlos presenta moretones. Una mancha azulada le cubre el pectoral derecho y del lado izquierdo tiene otros dos hematomas. Tres equimosis más, pequeñas y de color rojo, se le notan en el esternón y en el cuello.

Otros moretones se observan en el brazo, en el hombro y la muñeca izquierda; uno más en la frente donde se inicia el crecimiento de cabello; otro por arriba de la ceja derecha; tres también del lado derecho (dos rojos y otro morado), y uno vertical a la mitad de la espalda.

“Al momento de ingresar al hospital, la víctima se encontraba inconsciente, su diagnóstico era compatible con muerte cerebral y presentaba lesiones físicas evidentes”, señala una perito de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).

Una nota médica del área de urgencias del Hospital General de Tlaxcala, elaborada a las 07:23 horas da cuenta que, durante el procedimiento de intubación del paciente, “se visualizan abundantes secreciones con presencia de sangre en vía aérea (y) al ser aspiradas se observa edema importante de faringe con pérdida de la anatomía. Intubación difícil durante el tercer intento”. También le encuentran agua en esa parte del cuerpo.

Una tomografía advierte un eventual desenlace fatal: “el paciente puede fallecer”.

DESAPARICIÓN DE ANA LAURA

Aproximadamente a las 13:45 horas de ese mismo miércoles, dos policías de investigación de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), tocan la puerta del domicilio familiar de Juan Carlos, en el municipio de Terrenate. Modesto sale y se identifica como su padre. Los agentes se lo llevan a las oficinas de la dependencia en la ciudad capital.

Las horas pasan hasta que le informan que su hijo “está herido” en el Hospital General de Tlaxcala y debe acudir “con documentación oficial de identificación”.

En el vetusto nosocomio una trabajadora social franquea el paso a Modesto. Incrédulo, mira a su vástago postrado en una cama: inmóvil, conectado a varios aparatos. Golpeado. El abdomen “muy maltratado”, la cabeza inflamada.

Un médico le dice que Juan Carlos “tiene muerte cerebral y su estado es muy delicado”.

La coordinadora de turno del hospital informa que el joven fue ingresado al área de choque “sin estímulos verbal, doloroso y sin reacción a la luz, las pupilas dilatadas”.

Paramédicos a bordo de una ambulancia del Centro Regulador de Urgencias Médicas Tlaxcala (Crumt) lo han trasladado al nosocomio después de darle alcance a una camioneta de la Procuraduría, cuyos tripulantes pidieron auxilio al Servicio de Emergencias 911 porque “había convulsionado y no lo habían podido reanimar”.

Minutos antes, Juan Carlos había sido detenido “en la vía pública” de San Pablo Zitlaltépec -municipio distante a más de 30 kilómetros del hogar paterno en Terrenate-, en cumplimiento a una orden de aprehensión librada en la causa judicial 201/2022.

Según la PGJE, es el principal sospechoso de la desaparición de Ana Laura N., una joven originaria de la colonia Hermenegildo Galeana, municipio de Huamantla, quien habría sido su pareja hace algunos meses atrás.

La tarde del 4 de abril de 2022 fue la última vez que se le vio a esa joven mujer en San Cosme Xaloztoc. Iba sola. Se dirigía a la ciudad de Apizaco a realizar algunas compras…y desapareció, pero antes pudo informar a un familiar que la perseguían. Luego, nada.

Dos días después, la Procuraduría inicia la carpeta de investigación por la desaparición de Ana Laura, de 23 años, quien trabajaba en la Ciudad de México y cada que tenía descanso volvía al terruño, a visitar a su familia.

Trascurridos dos meses de la desaparición, el 4 de junio, campesinos encontraron restos óseos y ropa de mujer en terrenos de cultivo cercanos a la carretera Xaloztoc-Terrenate. Estudios y pruebas periciales confirmaron que, según el perfil biológico de los huesos hallados, son de Ana Laura.

“TE VAS A METER EN BRONCAS”

Alrededor de las 04:00 de la mañana, en la detención de Juan Carlos -encargado del Centro de Apoyo al Desarrollo Rural, en Xaloztoc- participan seis elementos de la PGJT: cinco hombres y una mujer.

La titular de la Fiscalía Especializada en Combate al Secuestro, Paula Elizabeth Juárez Santoyo, da la orden de avanzar “pie tierra”, según el testimonio de una de esas personas.

Tres de los policías coinciden en sus declaraciones: cuando intentan aprehenderlo, ese hombre trata de correr, pero resbala, cae por su costado derecho y se golpea en la cabeza. Se resiste a subir a la camioneta Lobo color café, propiedad de la Procuraduría.

Los policías de investigación se imponen y lo trepan al asiento trasero de la camioneta para tomar carretera rumbo a Tlaxcala. Eso dicen.

En el trayecto, “el comandante (identificado por la Comisión Estatal de Derechos Humanos como) AR5 pierde los estribos: “agarra el detenido del cuello y le pega en la cabeza”, declara el agente AR6.

“Dicho compañero ya estaba muy intenso, ya que no se controlaba y durante todo el trayecto el detenido se venía quejando de los golpes que recibía; incluso, el comandante AR3 tuvo que proteger al detenido jalándolo hacia él para que ya no lo siguiera golpeando, enojándose el comandante AR5”.

El policía identificado como AR4, declara: “el comandante AR5 le dice al detenido: ´ya déjate de mamadas que me estás haciendo enojar´. (El detenido) seguía con su actitud agresiva por lo que de momento veo cómo el compañero AR5 de momento le avienta un codazo fuerte a la altura de la sien, e inmediatamente golpes en su cabeza, soltándole el cuello y posteriormente le dio golpes con su puño a la altura del pecho”.

En vano, Juan Carlos pide no más golpes, pero AR5 vuelve a pegarle en la cabeza “y yo le dije (cuenta AR4), ya déjalo, solo te vas a meter en broncas, pero este compañero no entendía razones, por lo que el compañero AR3 jala al detenido y lo protege hasta llegar a la PGJE”.

El policía identificado AR3 refiere: “al ser aproximadamente las cinco de la mañana, y al transitar a la altura del libramiento (de Tlaxcala), la víctima empieza a manotear nuevamente y el compañero AR5 le dice ´ya deja de estar chingando, te advertí que no me hicieras enojar´, y de momento cuando veo le da un fuerte golpe a la altura de la sien y lo toma del cuello y le empieza a dar cocazos (sic); es decir, le pegaba en su cabeza con su puño fuertemente, así como varios golpes a la altura del pecho”.

MENTIRAS Y CONTRADICCIONES

Personal de la CEDH entrevista a la doctora coordinadora de turno del Hospital General de Tlaxcala, quien sostiene que Juan Carlos “fue ingresado mediante el sistema de ambulancias del Crumt a las 18 horas con 30 minutos del día 27 de abril de 2022.

Según esa versión, paramédicos de ese centro llevaron al detenido al nosocomio “refiriendo que le habían dado alcance a una camioneta de la PGJE que había pedido apoyo diciendo que había convulsionado y no lo habían podido reanimar, por lo que solicitaron el auxilio al 911. Además de que la víctima se encontraba con la ropa mojada de la cintura a la cabeza (sic)”.

Pero el testimonio del policía identificado por la CEDH como AR4 contradice la versión relacionada con que la ambulancia “dio alcance a una camioneta” de la Procuraduría: “aproximadamente a las cinco de la mañana con diez minutos, y al estar en el patio de la PGJE me percato que se encontraba la esposa (del detenido) y nos pregunta que cómo se encontraba, ya que se había caído, diciéndonos que su esposo sufría convulsiones”.

Sigue la declaración de ese agente: “en ese momento, la fiscal de antisecuestros nos solicita una oficina para que se le permitiera hablar (a la cónyuge) con su esposo, trasladándolos a la oficina que ocupa la dirección de la Policía de Investigación (…) al bajar al detenido y al ya estar con su esposa éste le dijo ´ya no aguanto esto´, comenzando a tornarse de nueva cuenta agresivo, golpeándose la cabeza con las manos”.

“Al retirarse la esposa -continúa el testimonio de AR4-, quien iba acompañada de la fiscal antisecuestros del estado de Tlaxcala, en ese momento el detenido empieza a convulsionar por lo que se solicita una ambulancia mediante la guardia de oficiales de la Policía de Investigación, por lo que al llegar la ambulancia y valorar al detenido es trasladado al Hospital General de Tlaxcala para recibir atención médica”.

El registro de llamadas al 911 del 27 de abril de 2022 refiere que “se registró un incidente a las cinco horas con 27 minutos, asignándose el folio 224270197, con motivo de la valoración de una persona inconsciente en el interior de las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia”.

Los hechos son corroborados en la tarjeta informativa C4/4S1/0417/2022, firmada por el jefe del Departamento de Servicios de Emergencias, Denuncias y Videovigilancia, Alejandro Mena Rivera, de la Comisión Ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública (Cesesp).

Casi diez minutos después de la llamada de auxilio, una ambulancia arriba a las instalaciones de la Procuraduría y se detiene en el estacionamiento.

TORTURA COMPROBADA

Dos días después de ingresar con muerte cerebral al Hospital General de Tlaxcala, a las 16:40 horas del 29 de abril de 2022, Juan Carlos deja de existir.

Según el dictamen médico forense de lesiones 633/2022, la causa de la muerte es “traumatismo craneoencefálico secundario a múltiples contusiones directas”.

Las conclusiones de ese documento refieren que 19 lesiones detectadas en el cuerpo de Juan Carlos “fueron producidas por percusión directa, con un objeto romo”, otras ocho heridas fueron resultado de “presión y deslizamiento”.

Dos lesiones más -localizadas en el cuero cabelludo y en la región frontal- “son las que le produjeron la muerte, condicionando las lesiones internas halladas en el tejido encefálico” que derivaron en “una muerte violenta”.

Personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) está presente en la necropsia de ley.

La perito del organismo autónomo concluye que las lesiones detectadas en Juan Carlos, “hematoma subdural fronto parieto occipital derecho, más hernia subfalcina, más hemorragia subaracnoidea con marcado edema cerebral, son compatibles con actos de tortura conforme a las directrices o lineamientos dentro del Manual para la Investigación y Documentación Eficaces de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes”.

Refiere que los golpes en la cabeza “constituyen una de las formas más frecuentes de tortura y las sacudidas violentas como forma de tortura pueden provocar lesiones cerebrales sin dejar ninguna señal exterior”.

La especialista no encuentra correlación alguna entre las declaraciones de los elementos de la PGJE involucrados en este asunto con las lesiones físicas presentadas por la víctima.

De acuerdo con el estudio de criminalística fechado el 30 de abril de ese año, Juan Carlos “no presentaba lesiones de lucha, defensa, ataque y/o forcejeo. Se determina que el hoy occiso no realizó tales maniobras momentos previos a su deceso. Con base en las características de las lesiones se establece que estas son similares o análogas a las que se producen por contusión directa con ayuda de un objeto de cuerpo duro y romo”.

Para la perito de la CEDH llama la atención un aspecto importante en este caso: que cuando Juan Carlos es ingresado al Hospital General de Tlaxcala va mojado “de cabeza a cintura con hipotermia…pudiendo ser consecuencia de la exposición directa al frío de una persona previamente sana. Dentro de las posibles causas se considera la exposición prolongada al frío, inmersión en agua o caídas con permanencia en el suelo”.

Del análisis de toda la información disponible del caso, la perito de la CEDH sostiene: “las lesiones que presentó (Juan Carlos), descritas como equimosis, hematomas, excoriaciones y petequias se correlacionan con actos de tortura”, de acuerdo con lo descrito en el Manual para la Investigación y Documentación Eficaces de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; y en el Protocolo de Estambul.

“Es evidente que la existencia de un maltrato intencional (…) las evidencias permiten acreditar que el maltrato fue deliberadamente, debido a que las lesiones físicas inflingidas se suscitaron a partir de su detención, en el que se le ocasionó lesiones que ponían en peligro su vida, a través de un mecanismo de producción, percusión directo, lesiones las cuales le provocaron un traumatismo que conllevó a no sobrevivir a causa de la tortura de la cual fue objeto y que desembocara en una muerte violenta”.

El dictamen médico forense de lesiones 633/2022, el de identificación y necropsia 630/2022 y el certificado médico de la perito de la CEDH “generan convicción de tener como verdad legal que los elementos (policías de la PGJE) aprehensores, practicaron actos de tortura, derivado del delito de desaparición cometida por particulares en victimización de C1 (Ana Laura), con la posibilidad de obtener una confesión”.

¿Y LA JUSTICIA?

Horas después de confirmarse el deceso de Juan Carlos, ante el escándalo por este caso de tortura a manos de elementos de la PGJE, la titular de la dependencia, Ernestina Carro Roldán, da a conocer el cese de los titulares de la Dirección de la Policía de Investigación, Víctor Enrique Montiel Ramos; y de la Fiscalía Especializada en Combate al Secuestro, Paula Elizabeth Juárez Santoyo.

La funcionaria advierte, en un comunicado, que “no permitirá, bajo ninguna circunstancia, actos que violen los derechos humanos ni solapará acciones de abuso de autoridad y corrupción de los funcionarios públicos”.

Días después, el comandante identificado como AR5 es detenido por su probable responsabilidad en este caso: es el único y, hasta la fecha, sigue en espera de que se resuelva su situación jurídica.

Con relación a estos hechos, la PGJE inicia tres carpetas de investigación en las que aparece como víctima Juan Carlos: una (A.I.Tlax/T4/880/2022), por el delito de lesiones y los que resulten; la segunda (CI UIHOM-S/26/2022), por homicidio calificado, en contra de un comandante de la dependencia; y la tercera (A.I.Tlax/T4/824/2022) por tortura.

Las dos primeras son iniciadas el 27 de abril de 2022. Además, se abre una carpeta administrativa (I.I.16/2022-04-UVAI) “en razón de la tarjeta informativa suscrita por (los policías de la PGJE) AR6, AR4 y AR3, por los hechos ocurridos el 27 de abril de 2022), la cual queda a cargo del maestro Rabindranath Atalo Rodríguez, titular de la Unidad de Visitaduría y Asuntos Internos.

En julio de 2023, la CEDH emite una recomendación en contra de seis elementos de investigación de la PGJE -y no uno como sostuvo en su momento la dependencia- que torturaron a Juan Carlos N., “para obtener información o la confesión, a partir de sufrimientos graves físicos” que terminaron por causarle la muerte.

La recomendación ya fue aceptada, pero a la fecha Ernestina Carro solo ha cumplido lo más fácil: publicar la versión pública en el sitio web de la propia dependencia, y designar un enlace para dar seguimiento a las mismas. Nada más.

Los seis puntos pendientes son relativos al inicio de procedimientos administrativos; procedimientos penales por el delito de tortura y los que resulten; reparación del daño, comprendiendo el aspecto económico, psicológico y médico; disculpa pública; cursos de capacitación, pláticas o talleres; y reconocimiento de calidad de víctimas ante la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y Ofendidos del Estado de Tlaxcala.

Hasta hoy, la desaparición y feminicidio de Ana Laura ha quedado impune, lo mismo que el caso de tortura de Juan Carlos. Familiares de ambos esperan justicia.