sábado 18 mayo 2024
1 agosto, 2022
(Fabián Robles/1 de agosto 2022) Leo y releo el Plan Municipal de Desarrollo 2021-2024 de Huamantla y, al hacerlo, es inevitable la analogía del presidente Juan Salvador Santos Cedillo con Juan Vargas “Varguitas” -el personaje interpretado por Damián Alcázar en la película “La Ley de Herodes” (Luis Estrada, 1999)- cuando modifica la Constitución a su antojo enloquecido de poder.
Al llamado “niño verde” –ya por su filia con el PVEM, ya por su novatez política, o quizá por ambas- lo imaginó arrellanado en la silla de su despacho al momento de pergeñar ese importante documento rector de su administración.
Grandilocuente como es todos los días, lo veo al momento de dictar a “alguien” sus ideotas (es decir sus ideas grandotas) para salvar el pueblo mágico en tres años; bueno, más bien en dos, porque el primero ya se le fue como agua entre los dedos sin hacer nada memorable.
Es entonces cuando emula a Varguitas….y cambia, como mejor le place, la Constitución; crea comisiones en las dos cámaras del Congreso de la Unión; revive dependencias, lo mismo estatales que federales; se autoasigna facultades aduanales e inventa una especie animal híbrida bastante extraña.
La inventiva de Santos Cedillo –plasmada en 53 páginas- es un fiel reflejo, vaya paradoja, de su enorme ignorancia supina. Es decir, el Plan Municipal de Desarrollo, un documento oficial por demás importante, lo evidencia como lo que es: un mal aprendiz de político.
En la página 15 de ese documento, el presidente municipal de Huamantla “modificó” el artículo 99 de la Constitución Política local al realizar una mescolanza de los cuatro párrafos que integran ese ordenamiento para otorgarse facultades que no le competen y que son exclusivas del gobierno estatal, relacionadas con la atribución de regular, promover e impulsar a los agentes económicos, para mantener y alentar la libre competencia y el bienestar social.
Sintiéndose diputado, también se propone “realizar reformas al marco Constitucional” en materia de desarrollo económico.
Desbocado, quiere además asumir el papel de agente aduanal y ejercer atribuciones del gobierno federal para “frenar la importación de productos más baratos (sic) y de muy mala calidad”.
Mi duda es: ¿cómo le hará para cumplir ese propósito? ¿Construirá un muro para cerrar las fronteras de Huamantla con los otros municipios? ¿A qué productos se refiere? ¿De dónde traerá artículos caros, porque lo bueno cuesta? ¿La población los podrá comprar? ¿Cómo obligará a comerciantes y consumidores a cumplir su capricho?
En su mente también está hacer gestiones ante una inexistente Secretaría de Economía del estado y cumplir los lineamientos de la desaparecida Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
También pretende “promover ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de Estado (Secte), el apoyo de semaforización”, sólo que el edil olvida que el nombre de esa dependencia ya cambió y ahora es la de Movilidad y Transporte (SMyT).
El salvador de Huamantla se compromete además a “gestionar recursos extraordinarios ante las comisiones de egresos (sic) en las cámaras de diputados y senadores, para que sean aplicados en el municipio”…solo que ni en la Cámara Baja ni en la Alta del Congreso de la Unión existe alguna representación con el nombre que dice el edil, así que quién sabe dónde buscará el apoyo.
Pero lo que causa más hilaridad es su ocurrencia plasmada en la página 33, en la que refiere su afán de “atender al público en general que solicite peces de traspatio (pollo, pavo, conejo, codorniz), brindándole el servicio de manera integral, que conlleva desde la recepción de la documentación, gestión, adquisición, traslado y entrega de paquetes solicitados”.
¿Alguien ha visto en su vida peces de traspatio que al mismo tiempo sean pollos, pavos, conejos o codornices? ¿O serán mitad y mitad? ¿Vivirán bajo el agua (salada o dulce) o sobre la tierra? Ah, claro, olvidaba que el edil es del partido verde.
Frente a eso, Gabriel García Márquez se queda corto con su realismo mágico, y si viviera y leyera ese invento del presidente más joven en la historia de Huamantla, seguro que caería muerto ipso facto de tan tremenda ocurrencia.
Y eso que el Premio Nobel advirtió que los bebés fruto del incesto nacen con cola de cerdo, como finalmente le pasó al último de la familia Buendía en la novela “Cien años de soledad”.
Fuera de toda sorna provocada por esos errores, bien vale la pena saber quiénes son los responsables de tanta barrabasada, cuánto tiempo les llevó hacerlo y cuánto cobraron. Cierto, el principal culpable es Juan Salvador Santos Cedillo, pero seguro que hay más, muchas personas más involucradas.
Resulta inconcebible que un documento público tan importante como el Plan Municipal de Desarrollo haya sido redactado y publicado así. Denota que nadie se preocupó ni ocupó de revisarlo antes de que fuera publicado en el Periódico Oficial del Estado.
Evidencia también que el gobierno del “niño verde” no toma nada en serio, que se rige más por ocurrencias e improvisaciones y queda claro también que experiencia no la hay.
Y no se trata de simples errores de dedo, sino de yerros imperdonables porque se es ni más ni menos que el documento base para todas las acciones del presente trienio, de los ejes rectores que marcan el camino de la actual administración.
Con eso, la violación a la ley respectiva queda en segundo plano al no publicarse dicho documento en tiempo y forma. Santos Cedillo se pasó por el arco del triunfo el plazo legal respectivo, pero sabedor de que no habrá ninguna consecuencia por eso lo hizo casi tres meses después.
Olvida una lección básica: en política, la forma es fondo.