27 abril, 2025
(Fabián Robles/28 de abril 2025) Biólogo de profesión, Óscar Guillermo Huacuja Montiel no duda en advertir que, para recuperar la flora y fauna del cerro San Gabriel, se debe esperar a que “la naturaleza haga lo suyo y eso lleva tiempo”, por lo que no es recomendable acelerar los trabajos de reforestación como opinan muchas voces.
“Nosotros (como parte de la sociedad) simplemente lo que tenemos que hacer es ayudar (a la naturaleza) para que se regenere el cerro de San Gabriel. Tenemos que devolverle la vida, pero tenemos que esperar un tiempo razonable para hacer acciones de reforestación”, dice en entrevista.
Confía que las autoridades de los tres niveles de gobierno “nos escuchen primero y puedan hacer conciencia de que tenemos que devolver la vida a nuestros bosques, pero dejando que de manera natural se regenere el ecosistema, porque si no lo hacemos así entonces ningún árbol va a sobrevivir”.
En su papel de cronista de Atltzayanca, habla sobre el incendio forestal registrado en ese cerro durante seis días de la pasada Semana Santa, el segundo más grande del último medio siglo en ese municipio del oriente del estado “que afectó bastante el patrimonio natural, tanto la flora como la fauna de la región”.
El otro siniestro devastador al que se refiere ocurrió “si no mal recuerdo (sic) en 1994 cuando hubo muy similar al actual que también se originó en la zona de Libres, Puebla, y afectó el 100 % del bosque principal del cerro de San Gabriel”.
Según sus propios cálculos, de manera preliminar se puede decir que al menos unas 700 hectáreas que corresponden a Atltzayanca resultaron afectadas, además de otras 300 aproximadamente que colindan con Libres, Puebla, que fue donde se originó la conflagración el lunes 14 de abril.
“El cerro de San Gabriel no resultó afectado al 100 %, como en 1994 cuando sí se afectó todo. Ya habían pasado unos 30 años y el bosque de manera natural se había venido regenerando y estaba, yo creo, en un momento muy bueno de vegetación y de fauna. Lamentablemente esta vez volvió a sufrir un daño terrible porque la flora y la fauna muy característica de la región fue muy afectada”, considera.
– ¿Qué tipo de flora y fauna resultó afectada?-, se le pregunta al cronista.
– En su mayoría pinos, oyamel, ocote y ayacahuite, principalmente, son coníferas, que es lo que caracteriza a un bosque de ese tipo. De fauna tenemos todavía gato montés, armadillo, liebre, conejo, halcones, águilas y otras variedades de especies de aves, además de reptiles. Hay algunas imágenes que se pudieron capturar donde están animales carbonizados. No se ha hecho un trabajo real para hacer un levantamiento del daño como debe ser, pero sí fue bastante afectado.
Huacuja Montiel refiere que, en algunas partes, afortunadamente el fuego solo afectó arbustos y quedaron zonas no tan dañadas, “aunque sí fue terrible a los bosques de la zona de Atltzayanca. Fue un ecocidio porque estamos en una zona muy alta”.
COMPLICACIONES PARA APAGAR EL FUEGO
Óscar Guillermo Huacuja Montiel dice que “siempre que ha habido un incendio, nos integramos al combate de manera directa. Desde muy joven, sin ser cronista, lo hacía. En esta ocasión no fue la excepción, me integré directamente al combate, pero también haciendo mi actividad como cronista con el levantamiento de imágenes y redacciones de lo acontecido”.
Sostiene que estuvo ahí, en la línea de fuego, como combatiente en una labor “titánica, con mi pala trabajando y coordinando para hacerle llegar víveres a los demás compañeros. Tal vez la gente no me vio y tal vez no aparezco en fotografías, pero el objetivo no es hacerse popular, sino simplemente participar”.
Desvela que también colaboró con la Coordinación de Bienestar Animal para rescatar especies que salieron afectadas y que todavía estaban vivas
– ¿Qué vieron sus ojos de cronista?
– No es el único incendio, me ha tocado participar en muchos incendios, combatirlos directamente y es un momento de adrenalina, porque estamos ahí frente al fuego exponiendo realmente nuestra integridad física, pero también se siente una impotencia cuando vemos que es imposible frenar ese fuego, porque hay momentos en que el fuego arrasa desde la base del árbol hasta la copa y es imposible frenarlo.
Para sumarse a esas tareas, considera indispensable saber técnicas de combate del fuego porque “no únicamente es llegar y meternos junto al fuego, porque es imposible. Se tienen que hacer brechas cortafuego, y también ocupar muchas veces una técnica que se llama contrafuego para quemar una parte y donde se encuentran se frena totalmente el fuego”.
Lamentablemente, sostiene el biólogo de profesión, “la geografía del bosque de Atltzayanca es muy accidentada, bastante accidentada. Tenemos muchos peñascos y hay mucha piedra. Es diferente a otro bosque y ahí es imposible trabajar muchas veces con una pala porque se encuentra uno directamente con la roca y con la piedra y es imposible. Hay ocasiones en que el fuego se puede apagar con una simple rama y golpeándolo, pero es cuando el fuego está muy leve”.
En el incendio registrado en ese bosque durante seis días de la pasada Semana Santa, considera que, en algunos momentos, “las llamaradas fueron de más de 30 metros de altura”.
– Un factor importante en el combate a los incendios forestales es la fuerza del viento. En esta ocasión hubo rachas, de acuerdo con los reportes de las autoridades, de más de 50 kilómetros por hora…
– Así es, y contra eso es sumamente complicado porque el fuego corre rapidísimo, en cuestión de segundos se queman cientos de metros. El martes 15 y miércoles 16 sufrimos ese problema. Había vientos tremendos y eso hizo imposible estar al frente de la línea de fuego, había que retirarse varios cientos de metros para empezar a hacer brechas y cortar, pero lamentablemente el fuego era tan intenso que se brincaba las brechas. Inclusive en la carretera que va hacia Libres, Puebla el fuego la brincó y continuó hacia la zona de la comunidad de Santa María Las Cuevas, y se dirigía al área de los piñonales. Por fortuna, un grupo de vecinos actuó rápidamente y se pudo cortar y no llegó a la zona de los piñones, si no hubiera sido todavía más grave la afectación a la zona boscosa de Attlzayanca.
– ¿Qué comunidades afectó el incendio?
– Desde la zona de Xaltitla, pasando por la cabecera, Buenavista, La Garita y parte de Ocotitla, colindando con Terrenate y con la zona estado de Puebla. O sea, un área bastante grande. Y en la parte baja hubo riesgo porque el fuego ya estaba llegando inclusive a las zonas agrícolas pegadas al bosque donde tenemos ya bastantes casas. No se evacuó a nadie y únicamente se tomaron previsiones porque el fuego estaba llegando ya al patio de las casas, pero por fortuna, con el apoyo de más de 600 voluntarios, hasta de otras partes, se logró controlar y apagar. Al inicio fue prácticamente nada más con los propios voluntarios de Atltzayanca y de la región que estuvieron ahí.
– ¿En qué momento usted, como cronista de Atltzayanca, registra el inicio del incendio?
– A partir del día lunes 14, cuando se vio humo en la parte de Libres, Puebla, al oriente de nuestro municipio. Rápidamente lo reporté por teléfono y me comentaron que ya se estaba atendiendo. Lo reporté a la presidencia municipal.
– ¿A quién lo reportó?
– Con el compañero de Protección Civil directamente. Le hablé por teléfono y me dijo “ ya tenemos allá gente en este momento, ya se está atendiendo.” Y creo que debió haber sido así, pero pues debió haber habido 20 personas a la mejor, cuando mucho. Se minimizó tal vez el evento. Aquí no vamos a culpar a nadie, simplemente tal vez se minimizó, no pensaron que fuera a pasar lo mismo que pasó hace 30 años, aunque ya tenemos la experiencia de que cuando un fuego inicia en la parte de la zona de Libres, si no se controla tiempo, siempre, siempre va a tener consecuencias como la que pasó ahorita. Se pasa a los bosques de Atltzayanca.
Desafortunadamente, dice el cronista municipal, la temporada de sequía repercutió “porque no hay tanta humedad y eso genera combustible para un incendio como el que se dio ahorita”.
– Usted refiere otro incendio, registrado en la zona de producción de piñón…
– No recuerdo exactamente en este momento la fecha, pero tiene como unos ocho años más o menos. Y lo mismo también: se minimizó y este pues afectó el cerro del área de la piñonera que tiene más de 400 hectáreas. El incendio prácticamente arrasó más de la mitad. Actualmente otra vez está reforestándose mucho y se ha tenido más cuidado de los habitantes de la región de Santa María Las Cuevas para que se eviten incendios.
UN PROCESO NATURAL
El incendio en el cerro de San Gabriel fue sofocado hasta la tarde del Sábado de Gloria. Según reportes preliminares de las autoridades estatales la superficie afectada fue mayor a las 700 hectáreas, aunque para la diputada local, originaria de Atltzayanca, Anel Martínez Pérez, fueron más de dos mil hectáreas.
Durante el pasado fin de semana, representantes de los gobiernos federal, estatal y municipal, así como autoridades de las comunidades aledañas al cerro, realizaron los primeros recorridos para determinar con exactitud la superficie dañada por el fuego e iniciar con los trabajos de reforestación.
Sin embargo, por su experiencia como biólogo, Óscar Guillermo Huacuja Montiel considera que “ahorita lo que se tiene que realizar es dejar que el bosque de manera natural se vaya regenerando y regenerando. Ahorita lo que es conveniente es que el bosque se regenere de manera natural”.
Incluso, advierte que ni siquiera es conveniente extraer nada del material forestal quemado: “el material que se quemó ahí hay que dejarlo. Tenemos este riesgo de que la gente va a querer bajar la leña, porque va a querer aprovechar ese recurso, pero convocamos a la autoridad municipal para que evite esas acciones y que todo se quede ahí como está, porque ese material se va a reintegrar al suelo”.
Insiste en dejar todo como quedó tras el siniestro, porque de lo contrario la restauración “se va a complicar mucho más. Ya tenemos la mala experiencia de hace 30 años cuando se permitió que se extrajera todo el material quemado y la leña y no queremos ahorita que pase lo mismo. Trataremos de hacer un programa para evitar que se extraiga todo ese material. Quien tenga conocimientos en biología y en ecosistemas, debe saber que no podemos retirar nada de material, tenemos que hacer zanjas de retención para que el agua no genere erosiones”.
Sin aventurarse a dar fechas, el cronista de Atltzayanca subraya que para la regeneración del cerro de San Gabriel “van a pasar muchos años, pero tiene que ser de manera natural”.
Eso sí, advierte que “también tenemos que actuar para reforesta, pero no vamos a hacerlo mañana o pasado. No puede ser así y tampoco puede ser con cualquier especie, tienen que ser especies nativas. Y eso hay que tenerlo muy en cuenta, porque en algún momento se estuvo reforestando con ciprés y con roble blanco. Esas no son especies nativas de la región, alteran el contexto ecológico, alteran todo y no es recomendable. Tenemos que replantar las mismas especies de este bosque, como son principalmente ocote, oyamel, ayacahuite”.
Por sentido común refiere que si se llega a plantar algún otro árbol inapropiado para el tipo de suelo y para la altura del cerro de San Gabriel “entonces no va a sobrevivir y sí tenemos que esperar un tiempo razonable para reforestar. La cicatriz cerrará sola, la propia naturaleza tiene que hacer lo suyo. Nosotros simplemente tenemos que ayudarla para devolverle la vida”.